Tener que tratar con el marido de su hermana
era terrible. Debía darle trabajo y cubrir sus faltas y su pereza. Y eso que
intentaba corregirle, como hoy, cuando al ir por el almuerzo de todos, olvidó
el café. Mientras los chicos comían, se encargó de darle la tunda que merecía…
frente a todos, que a veces le ayudaban en la azotaina.
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