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jueves, 31 de marzo de 2016

EL CARGADOR DOTADO Y EL CASADO EXCITADO


Supo que estaba en problemas no cuando la mujer decidió comprarse el costoso y pesado televisor, sino cuando vio al tipo de la tienda que le pidió, con una bonita sonrisa mientras lo recorría con la mirada, que usara esos enormes músculos y lo ayudara a cargarlo del camión. Sintió cosquillas notando los ojos del chico sobre sus bíceps y trasero, por ello, en cuanto su mujer abandonó la sala no le extrañó que intentara un acercamiento, hablando de ejercicios y cuerpos duros, comparándose, tocándose. No podía ocultarse que las pelotas le hormigueaban ante su mirada atenta, el tono suave y mórbido de su voz al alabarle, cuando le tocaba lentamente, con deleite. Se le notó bajo el pantalón, no sabía por qué, pero quería. No alejó las manos que lo atraparon, o la boca que chupó. No sabe qué se apoderó de él, pero quería todo. Y todo se lo dieron, mientras contenía los gemidos y jadeos, sintiéndose erizado bajo las manos de su nuevo mejor amigo, quien rítmica y duro le llenaba la vida. Que su mujer le pillara y le gritara que se dejara de eso, no le importó tanto. No ahora que sabía que pedía gozar una bola, y parte de la otra, si dejaba que sus amigos, como muchos han intentado en el pasado, le metieran mano… y otras cosas sentado en sus regazos.

jueves, 17 de marzo de 2016

CASTIGANDO DURO AL MIRON



No hay peor cara dura que un tipo abusador. Cuando se duchaba y descubrió que le miraban, el voluntarioso y agresivo tipo fue al apartamento de al lado, siguiendo el cable, donde vivía una pareja a la que conocía. Se follaba casi cada tarde a la mujer, una joven enfermera, dejando a veces manchas de sus hazañas sobre las almohadas. Sonreía al ver al marido cuando se lo cruzaba en el pasillo, hasta que le notó algo faltón; este pasaba y le miraba mucho el entrepiernas. Tal vez había dejado demasiada de su esencia y este la había olido, o lamido, y eso le afectaba; o era un  maricón disfrazado de casado. Ahora le grita y le cae encima, excitándose al verle tan sumiso, burlándose al estribillo de “seguramente que eres uno de esos gay de closet que se esconden pero que si saben cómo tratar con un buen miembro”. Y si, resultó que el otro tragaba, apretaba y halaba sabroso, entre gritos de locura, pidiendo más, cosa que no dejó lugar a dudas. Sonriendo, el tipo se felicita, ahora tenía para sí el coñito de la enfermera y el coñote de su marido. Un día los reuniría y les daría a los dos; tal vez los haría compartir pantaletas. Oh, sí, la vida podía ser tan fácil y buena.

miércoles, 16 de marzo de 2016

CONVIVENCIA CALIENTE


¿Qué puede hacer un hombre vigoroso y sensual que vive caliente cuando su mujer está a punto de parir, de mal humor y con mal dormir? Se quema, tiene que desahogarse, ¿cómo ayudarse? Tal vez sentándose en la sala, en medio de la noche, a ver porno en una portátil para cascársela con ganas. Lo que tal vez no fuera tan malo de no ser porque su joven cuñado duerme en el sofá mientras les visita. Había sido incómodo al principio, necesitado de su mano, con el chico al lado; ya no. Pronto supo, como siempre saben los hombres eso, que el putico le miraba disimulado, admirando y tal vez soñando con su enorme y duro instrumento. ¿Qué se supone que hiciera si cuando iba a cascársela, este fingía moverse en el sofá y le enseñaba las nalgas? No era su culpa, el deseo lo ahogaba, tenía que meterle mano, hacerle tocar, oler, tragar y luego llenarle la vida, mientras rugía y se estremecía, mientras se desahogaba en sus entrañas. Trabajarlo y trabajarlo, diciéndole cosas, mareándole, guiándole, manipulándole como el macho que era hasta que el chico terminara gritando “si, si, llena mi concha caliente, papi”, que es lo único que siempre quiere escuchar un hombre de sus nenas.

lunes, 14 de marzo de 2016

LAS OBLIGACIONES DEL COACH CON LOS CHICOS


El entrenador de aquel equipo estaba que ya no daba más. Intentaba hacer su trabajo, en serio, pero siempre se le metía en la oficina uno de sus jugadores, esos machitos guapos y atléticos, admirados por los chicos, amados por las nenas, todos con buenos cuerpos, y sin embargo allí entraban, a mostrar sus músculos, a incitarle con sus ruegos y pedidos sentados en sus piernas, con sonrisas pícaras de tíos que ya conocen el goce que se alcanza entre los fuertes brazos de un hombre como él. Intentaba resistirse, en verdad, le parecía poco serio, pero rogaban, que si una sobada, que si una mamada, y lo tocaban, justo allí, apretando. Y él no era la roca que golpeaba la ola, aunque casi igual de dura se le ponía. Claro, no podía ser de otra manera, no sabiendo lo que esos jóvenes, vigorosos y sensuales chicos podían hacer con cualquiera de sus bocas golosas. Sabía que sobar nalgas y meter dedos, o la lengua o su juguete, era garantía de que la pasaría en grande. Mierda, cuando llegó era cien por ciento heterosexual, pero con esos calientabraguetas no había machura que durara, dígame cuando bailaban, sudados, en suspensorios… aunque le duraba, cuando se las enterraba, lo que parecía que era lo que más les gustaba. Cálidos y excitantes momentos entre los chicos del equipo.

lunes, 7 de marzo de 2016

EVOLUTION THONG


Comienza así, probándose las cosas que su damita guarda en su gaveta, sintiéndose atrevido y sexy ante ella, riendo algo nervioso metiéndose en las elásticas y sedosas prendas. Pero luego quiere usarlas al estar sólo, las más chicas y putonas. Aprisionando, acariciando, rozando, con los ojos, extraviado, sobre sus juguetes. 


Y luego ya no se sueña nada más que con eso; sabiendo que tiene un trasero grande, las prendas son cada vez más chicas y el deseo de mostrar es cada vez mayor, de cerrar los ojos y meter una mano y acariciar, rozar, imaginando que ha personas que le miran, que le llaman ratica, que le piden que se meta un dedo.


Para luego necesitar atender en serio ese fuego interno. Iniciaba como juego, luego era un secreto y culposo placer que se volvía urgente deseo, la de caer en cuatro patas queriendo que sus amigos y conocidos miraran, que rieran pero que admiraran. Que tocaran. Que le dijeran qué necesitaba y que ellos se lo darían. Que muchas manos…