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martes, 31 de mayo de 2016

CLAVADO EN LA BATICUEVA


El hombre murciélago se estremece, su voz baja y ronca se deja escuchar en cortos gemidos, sintiéndose expuesto y vulnerable en manos del atractivo macho que hace responder su cuerpo tan fácilmente. Quiere detenerle, pero… No está en control. Él, que ha combatido terribles villanos, y a Superman, se encuentra sometido por ese guapo macho, por la fuerza de sus manos, el calor de su miembro, del cual no se cansa de comer, oyéndole reír mientras le dice que no sabía que tenía entre las piernas el dulce que gustaba al héroe. Eso era peligroso, por su reputación pero… Grita cuan putita caliente cuando siente que el otro lo abre, allí entiende que le hacía falta. Nada puede hacer como no sea gritar y jadear cuando el monstruoso instrumento llena y recorre con fuerza sus cálidos y húmedos vacíos; esas sensaciones, aún de molestia a la entrada, le recuerdan que sigue siendo humano. Le mira sobre un hombro, le oye gruñir y reír diciendo que le espantará los murciélagos de la cueva; nota que disfruta como todo macho tomando a otro,  y de sus gemidos y cara cuando lo llena. Aumentando el agarre de las manos, unas que él podría vencer fácilmente en otro momento, en ese instante le parece intoxicante, mientras sofocado bajo el peso de su masculinidad le sirve de consuelo después del susto de atraco recién vivido. Si, tal vez debía “ofrecer” esa atención, en el futuro, a más chicos cuando les rescatara. Sonríe al oírle, “Ahhh!, joder, ya quiero chorrearte la máscara”.

miércoles, 18 de mayo de 2016

DE NADADORES Y CHORREADAS


Usar esos ajustados bañadores los ponía cachondos, chicos al fin y al cabo, y saber del que usaba el guapo y acuerpado entrenador lo hacía todo peor. Saber que al hombre le gustaba usar el suyo en su oficina, sentirse aprisionado con la elástica tela que se amoldaba a su anatomía. Que eso lo encendía. Muchos habían llegado y lo habían encontrado armado, levantando la tela sintética, casi queriendo escapar por el borde como para alcanzar a un chico y caer sobre él. Por eso va, desnudo, lisito y púber, a hablarle de las virtudes de los desahogos a media tarde, de las muchas que les ha dado a otros carajos, amigos, profesores y colegas de su padre. ¿Y quién se resiste a eso? ¿Quién no querría a un chico así, de rodillas, sonrisa pícara, tragándose todas las presiones del día? El hombre, sonriendo, meciendo sus caderas, descarga todas sus abundantes y cálidas tensiones, y lo mejor es que ahora sabe a dónde ir y a quién buscar para repetir.

lunes, 16 de mayo de 2016

UN VECINO CONSOLADOR


Atrevido y osado, como cada mañana en cuanto el esposo sale, el vecino entra para gozar de las mieles de una mujer casada e insatisfecha que pelea con su marido. Pero le encuentra es a él, ebrio, malhumorado y deprimido. Ella se ha ido a casa de sus padres. Está tan mal que no escucha sus excusas para entrar; ese hombre guapo y grande, lloriqueante, sólo quiere hablar, que alguien le escuchen quejarse. Fue cuando el vecino pensó en irse, pero… la mujer decía que él no podía satisfacerla, ¿por qué si se veía tan bien? El gusanito de la duda le atormentaba ya que… ¡quería follar! Entró para penetrar, para coger. Soñó con llegar, sacarla y usarla para llenar huecos y gozarlo. Ahora la mujer no estaba, pero… Malintencionado le escucha, sentados uno al lado del otro. Le consuela, le dice que todo mejorará, y le toca, lo soba. Eso confunde al otro, le asusta, pero no puede alejarse, no sintiendo el toque, la caricia, oyéndole que todo estará bien porque es guapo y sexy, un calienta braguetas, que cualquiera querría meterle mano. Eso asustaba aún más al marido, pero también le excitaba escuchar hablar así de su cuerpo. No podía alejarse, no mucho cuando le tocó más íntimamente, buscando besarle.


Uno pensaba que tenía que parar, llamar a su esposa y contentarse; el otro en que quería follar, tan sólo eso. Era la hora de la carne dura y palpitante. Aunque, se decía, también, que le haría un favor distrayéndole un rato. Y cuando lo ayudó más, teniéndolo bien montado y clavado, gritando, agitándose, refregándose de su pelvis, entendió la dimensión del auxilio que le prestó: ahora ese guapo tío se conocía mejor, lo que en verdad quería, especialmente si estaban duras. Pero, hombre al fin, es egoísta mientras empuja y saca, sólo piensa en sí mismo: si lograba que el ahora entusiasta tipo, que le saltaba encima prácticamente, llegara a algún tipo de acuerdo con su mujer, tendría a dos para joder.

jueves, 12 de mayo de 2016

NECESITADO EN EL MERCADO


Aunque el dueño no lo sabía, ni muchas de las clientes, el local se había convertido en un conocido lugar de citas para los hombres de los alrededores, del liceo, la fábrica, el taller, la comandancia de policía y aún del hospital. Todos se daban una vuelta para ver qué pescaban. Como Néstor Gutiérrez, quien escuchó de un negro que lo tenía grande… pero que gritaba y se partía cuando un hombre blanco se lo metía. Duro y sucio. Tanto así que se lo hacían en los pasillos, aunque este rogaba ir a otro sitio, porque a todos les divertía que se resistiera, que rogara partir y hasta amenazara con irse para terminar gritando contenido cuando se lo llenaban de carne clara en un apartado. “¿Esto es lo que le gusta a tu estrecho y sucio agujero negro?, ¿ser golpeado duro como un sumiso?”, todavía le preguntaban algunos, como el detective Gutiérrez. Quien no paraba, alzando la voz, metiéndole el miedo en el cuerpo de que les pillaran (aunque notando que se le ponía más caliente y mojado), hasta que el tipo gemía bajito pero emocionado: “Si, si, fóllame como a una puta, déjamelo empapado”.

domingo, 1 de mayo de 2016

UNA CHICA Y SUS DOS NOVIOS


Los padres de Tinita están preocupados por la niña, a quien le gustan mucho los chicos, el tener “novio”. Y más angustiado estuvieron al verla salir con uno y otro, día de por medio (cada vez con una caja de condones bajo el brazo). Una noche la confrontaron, que no podía engañarles así, y llorosa ella entendió el punto. Les mentía, no era sincera, así que les presentó. Aunque gritaron y le reclamaron, cada uno jurando amarla para toda la vida si dejaba al otro, ella, firme, les dijo que si no salía con los dos no lo haría con ninguno. Que juntos aprenderían a amarse. Y les guió a ello. Los obligó a tocarse y acariciarse, a apretar músculos duros, a morder tetillas metiendo las manos dentro del calzoncillo ajeno, a intercambiar salivas en besos íntimos y chupados. Los hizo alimentarse de su sexo, las dos bocas, luego intercambiaban el aparato del proveedor. Sonriendo, enamorada y feliz, amaba ver a uno de ellos chupando al otro también. Ahora sus padres están mas alarmados, Tinita andaba para arriba y para abajo con sus dos maridos… Pero saben que no durará, que pronto se cansará, les dejara y buscará a otros dos. O tres. ¿Qué sería de esos chicos que ahora se besaban en el patio de la casa? Conociendo a su Tinita, piensa su papá, seguro se los presenta a una amiguita tan alocada y osada como ella una vez que ya estuvieran bien enviciados con sus jugos de machos.