Okay,
heterosexual, ¿pero quién se resiste a una mirada suplicante, a un ruego en el
tono cuando te preguntan en un rincón de una fiesta en casa de amigos, “me
dejas chupártela”? Que se pusiera dura como nunca antes, que ideas perversa de
llenarle con ella por todas partes, o que se gimiera como un perro en celo nada
significaba, ¿verdad? Era un hombre a quien le daban una mamada.
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