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viernes, 27 de enero de 2017

MEDICO


El médico, un macho recio, tiene como encomienda revisar al hijo de un colega que había sido su profesor en la Escuela de Medicina. El chico iba a casarse, pero mientras la fecha se acercaba, este parecía deprimido y sin ánimos, con mareos y temblores. Revisándole, para saber qué tiene, el hombre entendió la razón: era un tremendo maricón reprimido, que se creía un macho. Esa negación le enfermaba, le trastornaba, y, lleno de piedad, decidió curarle, llenándole a fondo, llegándole con su largo miembro hasta lo más profundo del alma. Entre los gemidos y gritos, los de una la zorra realizada, la voz del galeno todavía se escucha, ayudándole: Vamos, perrita, abre bien ese coño caliente para que un hombre lo llene”. Si, ese muchacho se había salvado de una vida de frustraciones e infelicidades, y de paso haría muy dichosos a todos los machos que por su camino, de ahora en adelante, se crucen en su camino queriendo pasar un buen rato.

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