Dos tipos guapos, jóvenes
y calientes comparten una tarde viendo un juego, hablando de las guarradas que
los hombres siempre comentan en esos momentos, dejando escapar algunas fantasías
secretas. Como esa: preguntarse cómo se sentiría mamar, aunque aclarando que no
es gay. Anhelo que sorprende inicialmente al pana, pero este, amigo al fin,
deja que pruebe, ya que eso no le hará gay. Claro, dudas caben, sobre eso de “vamos
a probar”. Uno le da demasiado bien para ser primerizo en el amor anal, y él
otro, que sobre ese trono parecía estar en el séptimo cielo experimentando ese placer
difícil de explicar al tener el culo lleno, no parecían precisamente nuevos.
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