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jueves, 20 de octubre de 2016

TARDES DE LUCHAS SOBRE LA COLCHONETA DE LA ESCUELA


El entrenador, silencioso, se acercó a ver la práctica, eran dos jóvenes campeones y uno tendría que liderar al colegio. Dejará que ellos decidan. Sonríe al verles transpirar acalorados, disponiéndose a salir de los atuendos. Los chicos no cambiaban, ni desde los tiempos cuando él mismo practicaba con sus amigos, entre gemidos, sobadas y lamidas, y Nancy, su novia de antes, y ahora su esposa, esperaba fuera. Oh, oh, se dice sonriendo y tensando las piernas al ver a Mike derribando a Todd, levantándolo y enchufándole expertamente. Toma aire pesadamente, llevándose una mano al entrepiernas, notando los jóvenes cuerpos tensos, danzando, viendo y oyendo a Mike exigirle que dejara la pereza que le impedía ser un campeón y que lo apretara como hacen las buenas perras. Y este replicándole que era un maldito imbécil que no podía llenar ni siquiera un salero, ya no digamos un culo, que cómo pretendía ser el líder de las competencias. Parecían discutir, pero viéndoles ir uno contra el otro, escuchar sus jadeos, entiende que esa dupla lleva rato bien acoplada… Bien, ¿por qué no dos abanderados para las competencias? Ya les daría algunas indicaciones sobre cómo, cada uno por su lado, afectar a los chicos de otros colegios. Imaginar los nuevos trofeos en el aparador de la escuela, todos felicitándoles por llevarles a la victoria, se sentía tan bien como cuando se abre la bragueta y duro le echa mano al asunto.

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