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miércoles, 23 de agosto de 2017

APROVECHANDO EL MOMENTO LOCO


No era su culpa, era joven, vigoroso, caliente de sangre. Siempre quería sexo. Y el cuñado era un calentorro, lo mismo dándole palo a las nenas, que hueco caliente a los machos. Y la propuesta de atenderle con la boca, con ojos brillantes como si ya tuviera la retaguardia en llamas (necesitado de una larga y gruesa manguera que se lo dejara empapado), era más de lo que cualquiera podría resistir, aunque al principio el corazón casi se le paralizara, entre el rechazo mental a la idea y las ganas de la carne. Para su cuñado, ese zorro putón, era más simple: le gustaba el sexo. Y no podía ocultar que el marido de su hermana lo ponía mal. Siempre tuvo buen ojo para los machos la zorra esa. Y lo quería, sentirse bien atendiéndole ese tolete que le adivinaba enorme bajo las ropas, el cual seguramente sabría muy bien cómo joder, desde bocas a coños; y en ese momento él tenía de ambos un poco. Un hombre lanzándosele así al marido de su hermana, ¿podría haber algo más sucio, prohibido y excitante? Él no lo creía, y en esos momentos, mientras cabalgaba sobre la porra, tampoco era importante. 

lunes, 14 de agosto de 2017

ENTRENANDO


El hombre casi escupió el café que tomaba sobre la mesa de su oficina al darle clic al enlace que le llegó de su propio hijo, aunque notó que la dedicatoria era para Eneas, su socio en la empresa. Allí estaba el joven mostrándose sumiso, escuchándose una voz recia que le indicaba qué hacer como “buen putito”. Que debía enseñarlo, ejercitarlo, para que se mantuviera firme, y apretado en su agarre del macho. El hombre no puede creer lo que su hijo hace, la cara de felicidad que muestra cuando le dice, esa voz, que es un calienta braguetas… Ni lo duro que se pone bajo el costoso traje. ¡Mirando a su muchacho! Ni que se lo saca, en su oficina, y que comienza a…

miércoles, 9 de agosto de 2017

MOMENTO FAMILIAR BIEN APROVECHADO


¡Maldita arpía!, gruñe frustrado por el rechazo de la mujer, dándose duro pero no sabroso, llenando el cuarto con su olor y el calor de su sudoración y excitación, no reaccionando a tiempo cuando el cuñado se asoma para preguntarle qué hace que no sale. Fue tan vergonzoso, pero también intrigante notar como toda idea racional pareció desaparecer de la mirada de ese putón que tira con todas y todos, a la vista de su tranca, acercándose a la cama como en trance, casi asustándole un poco, alabándole “esa bonita y buena barra que tienes”, pidiéndole que se la enseñe. “¿Me dejas tocarla?", pregunta como un niño juguetón, porque eso es lo que más le gusta. Y lo deja, sin saber exactamente por qué. Y recibe esa buena mamada… para comenzar. Era una locura verle retorcerse de ganas cuando lo llena, escucharle gritar lloroso de felicidad cuando va y viene, pidiéndole, no, rogándole ser bañado de leche. ¿Quién se resistía a darle duro y parejo? Especialmente si existe la posibilidad muy cierta de que puede repetir, mañana o pasado, o cuando la tenga toda dura y tensa de nuevo. Que le pasaba a cada rato.

jueves, 3 de agosto de 2017

GUARRO


Era un cerdo desagradable, nadie lo dudaba, molestos, mirándole durante largos minutos hasta que terminaba su rutina, de principio a fin, pasada la media noche. Ninguno de los tipos que lo ve sabe quién es, o por qué hace aquellas guarradas con gestos tan mórbidos, o de dónde salió el enlace que les llevó a él, enojándoles, casi revolviendo sus estómagos de machos vernáculos… Enlace que guardaron y verificaron varias veces al otro día, hasta llegar la misma hora cuando apareció. Y lo miran, ceñudos, odiándole, duros bajo los pijamas o calzoncillos, lanzando miradas para comprobar que las esposas, novias o queridas continuaran dormidas en las alcobas antes de meter una mano y darse. Cada uno imaginando lo que le gritaría al sucio ese (lo que le haría), si un día se lo encontraba en las calles. Erizados cuando este termina, jadeando, chorreado, y gruñía: “Cómo me gustaría que estuvieras aquí para que me dieras justo lo que necesito, papi, el tuyo”, lamiendo aquello. Eso era ir a dormir todavía calientes a pesar del culpable orgasmo experimentado.