¿Te
imaginas entrar a un baño encontrando un raro agujero y que asomándote pilles
esa escena, dos carajos gruñendo, excitados y gozando? ¿Te alejarías o que te
quedarías mirando? ¿O si sabes de los agujeros y vas porque te encanta,
mientras te la cascas, pillar parejitas así? ¿Y si resulta que el mamón es un
amigo, un pariente o un conocido? ¿Y qué si alguien cree notare y viene, pero
no a reclamarte sino para meterla por el agujero y al festín invitarte? Sí, hay
una palabrita para esos carajos que en los baños no se aguantan viendo una
meando y suplican, todos ávidos, que los dejes mamar.
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