Existe
en todas partes del mundo, en cada ciudad, cada pueblo, cada asentamiento, un lugar
en despoblado donde los chicos, y no tan chicos, van en busca de algo de acción,
de liberación. Y si no queda lejos de un lago, piscina, río o playa, el asunto
se potencia. El chico apuesto y musculoso que pierde la cabeza por un bañador
rosa, tragando todo lo que el otro proponga, literalmente, hasta el fondo.
Chillando mientras lo hace, sintiéndola quemándole con cada vena, masajearle
con cada pulsada. Si, el lugar existe, las oportunidades pueden presentarse,
pero el momento suele estar teñido de apuros e inquietud, el sello del mundo
real.
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