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viernes, 23 de marzo de 2018

JUGUETONA OFERTA



Con la mujer lejos cuidando a su madre y las noches calurosas, lujuriosas y solitarias, este amigo frente a la ventana comienza un juego: calienta al marica. Podría ser “a la persona que pasara”, pero con las tías era una lotería que podría salir mal, terminando recibiendo la visita de la policía. Con un chico calentorro… Bien, grande, bronceado de vivir al aire libre, recio de las idas al gimnasio, expone sus encantos. Jugando a incitar al que mira, dejando escapar parte de todas esas ganas que tiene. Se toca y sonríe, se recorre con las manos el firme trasero y se estremece aunque no es gay. Le oye gemir y susurra un vehemente “abre la ventana, por favor, déjame tocarte; lamerte”. Y casi se corre de pura emoción, sabiendo cuánto gusta en ese momento de su vida, y que si lo permitiera, si tan sólo fuera un poco más osado y le dejara entrar sería adorado por ese chico con total rendición.

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