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lunes, 2 de julio de 2018

DESPUES DE LOS CUARENTA…




¿Moralmente reprobable? ¿En serio? ¿Algo en el amor lo es? El profesor, pasado los cuarenta tiene su crisis, pero no se viste de rockero, no sale con una chica de la edad de su hija ni se compra un convertible; desea dejar salir una vieja fantasía, un anhelo que le ha torturado durante años: sentirse realmente todo un marica. Verse rodeado de sus jóvenes, apasionados y briosos alumnos y que estos le hagan de todo en salón de clases. Se había preparado hablando con uno de los chicos sobre ciertos juguetes de los que había leído y curioso había comprado. “¿Curioso, profesor Jiménez?, ¿no será que quiere machete?”, preguntó este, todo pillín, sobándose sobre el jeans, los ojos reluciéndole, imaginándose el rico bocado que él, y sus amigos gañanes podían saborear, el respingón trasero del apuesto hombre serio. Saben que el profe imagina que aquello será simple, algo rudo y mecánico, que ni siquiera estaba mentalmente preparado para lo que le llegaría. Sería su revelación, su realización. Como jóvenes cazadores ya les han dado a otros su ración y saben que quedan atrapados, siempre queriendo más. Así que el deseo secreto del profe, esa piquiña que quería medio rascarse y continuar se le convertiría ahora en su única razón de ser. Abrirse y dejarse llenar para sentirse completo, vivo, y poder continuar. Sin saberlo, los chicos le darían un gran obsequio.

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