Antes
de entrar a su guardia en la cafetería, el chico procuraba comerse algo bueno,
nutritivo y caliente, que le sostuviera un buen rato de atender clientes
exigentes… Por lo que el otro le ayudaba, ya sin hablarlo entre ellos, y antes
de regresar a casa con su novia llevándole dos empanadas. Cosas de tíos que no
se complicaban a media mañana.
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