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miércoles, 7 de marzo de 2018

UN CALIENTE RATO EN EL GIMNASIO



Aunque suene a cliché, un buen entrenador sabe justamente qué necesitan los usuarios de su trabajo. Y nada mejora un negocio que se inicia como dejar a estos complacidos, después de gritar, lloriquear, lamer, sentirla llegarles la rutina hasta el fondo… del corazón, y dejárselos chorreado de pura satisfacción. Caliente. A un carajo así no le faltan clientes.

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