Sonriendo
lo hace, nadie lo forzaba a ello, tan sólo porque le gustaba. Sabiendo que su
mejor cara se mostraba cuando se ofrecía a la codicia de los chicos que soñaban
con someter a “papi” por un rato. Su sonrisa, su postura, todo les indicaba a
los chicos que satisfecho y realizado sólo se sentía cuando se regalaba de
aquella manera. Tiembla al imaginar cuántos de ellos quieren comenzar dándole
de nalgadas…
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