Así
son los vestuarios deportivos, en la imaginación de tantos. Después de la
práctica un día antes de un gran encuentro, por indicaciones del entrenador,
los tíos del equipo se reúnen en los vestuarios, botando vapor y sudor, y
comienzan con sus juegos. Ya se conocen, ya está claro quién quiere meterla
duro provocando gemidos y chillidos, y quien la desea hasta el fondo mientras
jadea y pide por más. Y los usan, los otros se turnan y se las empujan; los
llenan, los abren y los mojan. Luego salían más cohesionados para los
encuentros deportivos… y sintiéndose ligeros al haber descargado tanto estrés.
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