Bajo
el inclemente sol, dándole duro a esos troncos que parecen de piedra después de
casi mil tareas previas, el hijo del hacendado y el joven empleado sudan la mar,
de muy mal humor. Uno, molesto porque el resto ya descansa en el pueblo; el otro
porque su papá lo pone a hacer todo eso para castigarle por rebelde. Cuando la
mandarria casi le da en un pie, el muchacho ruge un “¿cuál es tu problema?”. A
lo que el otro responde que es injusto que todavía esté haciendo esa vaina
cuando los otros ya toman todos los culitos de chicas en el pueblo. El joven le
mira, ceñudo: “¿es todo?, ¿lo que quiere es un culo? Aquí mismo tienes uno”.
Ofrece, y a caballo regalado no hay vaquero que le vea colmillo. Jóvenes y
calentorros, pronto estará lamiéndole el sudor de entre las mejillas, a lo que
el chico responderá, agradecido, chupándolo y luego montándose para cabalgarle,
donde siempre, en los sanitarios cercanos. Que era, justo, por lo que le había
reprendido su padre, que ya hubiera montado a la mitad de los chicos del rancho
en ese baño; pero era joven, ¿qué se le podía reprochar por querer vivir y
probar? Y el mundo estaba tan lleno de buenos y bellos machos…
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lunes, 30 de octubre de 2017
UNO A LA MANO
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lunes, 16 de octubre de 2017
EN MANOS DEL ENTRENADOR
Un
buen entrenador sabe lo que necesita su muchacho después de una agotadora
práctica o de un encuentro serio, aunque este mismo lo ignorara. Y su deber es ofrecerse
a ayudarle a obtenerlo. En estos casos, siempre lo lograban en los vestuarios. Este
era un hombre de experiencia y maña enfrentado a un joven gañan que ignoraba lo
grande que podía ser el mundo, aún el del placer. Todavía sonríe recordando
cuando el masaje que le daba cerca de las pelotas se volvió más íntimo y el
campeón jadeó que a él sólo le gustaban las hembras, pero temblando bajo sus
manos, respondiendo inconsciente al roce de sus labios. Tocarle fue excitarle, calentarle
fue escucharle gemir, olvidada su heterosexualidad mientras lo abría, llenaba y
cabalgaba con fuerza, con bríos, como merecía todo chico lleno de vitalidad,
que podía con eso y con mucho más, llevándole hacia la relajación total.
Sonriendo el macho ante lo que sabe que de ahora en adelante esa será la nueva
rutina diaria.
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martes, 3 de octubre de 2017
PRIMOS CALIENTES
Llegado
de la gran ciudad, el primo era pretencioso, pero en una visita al río,
viéndole el entrepiernas, notó que como a todos, en todas partes, también le
gustaba lo picante. Y se lo enseñó, tieso; lo que ya les enseñara a sus amigos,
a dos maestro y al nuevo joven cura que se bebió hasta la última gota de sus
pecados en el confesionario. Le hacía gracia recordar cómo era al llegar,
necio, arrogante, bastante idiota sonriéndole a todas las chicas que le
preguntaban cosas de la capital, y como es ahora. Y aunque de día seguía siendo
el mismo, el chico nuevo el cual a todas gustaba, de noche, cuando compartían
cuarto y cama como ocurre en toda visita de primos en todas partes, se le lanzaba
a meterle mano para tocar lo que ansiaba. Toda pretensión acabada cuando de
rodillas saboreaba su verdad. La que su primito le ensañara y él aprendiera,
como siempre pasaba con ese parentesco: fuera de toda fachada, tenía un
huequito en su vida que se sentía muy triste y que necesitaba ser llenado con
dicha, fuerte y con todo vigor. Y mientras más dura y caliente estuviera, mucho
mejor.
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