-Mira
cómo te espero en mi cuarto ahora que Marta salió. –jadea mirando a la cámara,
comunicándose con ese compadre ocioso que una tarde de borracheras le llevó a
ciertos juegos.- Lo tengo tan caliente y mojado que no lo soporto, por favor,
ven. Desde que usaste la lengua para probar dónde te metías hasta el fondo no
puedo pensar en otra cosa que no sea en ella y lo que luego llega. –lo baila,
invitador.- Me lo afeité para ti, para que lo encuentres lisito y, como
dijiste, jugosito y sabrosito. ¿No quieres usar tus dedos, hacerme gemir, verme
estremecer, oírme chillar que dejes de jugar y me llenes? Vamos, vamos,
compadre, que ya no aguanto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario