Contrario
a la gallina que grano a grano se llena el buche, mientras grita por más, sabe
que cada nueva gota caliente tan sólo le deja más necesitado. Desde que ese
carajo entrara un día en su casa, buscando a su mujer como perro maluco, no encontrándola
sino a él, ha ido cayendo más y más. Cada golpe, sintiendo las pulsantes venas
y las abundantes descargas, le grababa en la mente que deseaba ser un pussyboy.
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