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jueves, 23 de marzo de 2017

BLACK AND WHITE, UN MUNDO DIFERENTE


El tan cacareado nuevo orden se había iniciado hace tiempo, lenta y paulatinamente, aún ante la resistencia desesperada de quienes gritaban que los hombres blancos corrían peligro… especialmente si se montaban en el regazo de algún negro pasado. Había comenzado con la integración escolar, cuando los mimados y protegidos chicos blancos se encontraron de pronto con los altos y acuerpados jóvenes de color, con sus buenas herramientas entre las piernas. A muchos les pasó como al capi del equipo de este colegio, quien al buscar a su mejor amigo antes de ir con su novia, le vio alimentándose con hambre de los recién llegados, oyéndoles reír sobre lo bien que lo hacía, que los niños blancos parecían saber hacerlo de manera natural. Agregando, uno de ellos, que lo abarcaba mejor que su nena. Todo eso le parecía terrible al capi, que todo estaba mal, pero sin poder apartar la mirada de sus trancas. Verle llamarle, escucharle el “acércate y tócalas, blanquito, date gusto”, fue más de lo que pudo resistir. Y bien, ¿por qué debía? Era un saludable joven de sangre caliente y quería probar. Y lo hizo, mucho. Claro, lo que no esperaba era que ahora no pudiera funcionar, que no sintiera nuevamente placer sexual, si no fuera abriéndose de piernas a un coloso de color. Los otros dos si sabían, aunque no les dijeron ni les importaba; era parte del nuevo orden que se iniciaba. Además, amaban el lloriqueo de los chicos blancos cuando chupaban, único momento cuando parecía que algo medio bien hacían. Era increíble ver sus labios formando un amoroso corazoncito mientras abarcaban una buena barra de chocolate oscuro. Y siempre querían.

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