Un
carajo, con ganas pero no atreviéndose, le dice a su mejor amigo que va a
bailar para tías en fiestas pero no sabe si lo hace bien. Que lo vea y le diga.
Comienza y se eriza, el amigo, su mejor amigo, alguien a quien aprecia y quiere
de una manera que a veces le duele, especialmente si le ve feliz al lado de
otra gente, le mira fijamente, sonríe y se soba. Lo toca… y el cielo se vuelve
el límite.
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