El sol,
un viento cálido, un cielo muy alto, la caricia de libertad que gozan los
hombres que trabajan al aire libre le rodea; sin embargo el joven y atractivo
uniformado, representante de la ley, no se siente en paz. No sabiendo que su
sargento está allí, el hombre maduro que le tomó como a un chiquillo tonto y creído,
y fue formándole, protegiéndole, haciéndole ver la diferencia entre el bien y
el mal. El hombre que ha llenado en su mente sus momentos de soledad, que
aparece en sus sueños, desnudo, poderoso, y le ama. A veces, cuando se vuelve
de repente, le parece ver brillar una luz de dulce tortura en la mirada de su
sargento, pero cree que se engaña. A veces fantaseaba con llegar y confesarse. ¿Y
si le dice? ¿Y si le pregunta “me quieres”? Quien no arriesga no cruza la mar,
le parece escuchar a su papá… y hacia él va.
Siempre
es estimulante la idea de los uniformados, de los recios hombres que se dan con
todo. Y este lo hace, el guapo chico encontrará en su apuesto superior lo mucho
que necesita para llenar su vida… y culo.
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