Sabiendo
que el hombre estaba planeando una gran fiesta para su cumpleaños, con todos sus
amigos, llevándole para exhibirlo, el puto (antiguamente uno de sus profesores
en el colegio, a quien ese muchacho arrogante le enseñó el camino y su lugar),
ejercita su ansioso coño en preparación a todo lo que tendrá que tomar ese día.
Mientras su mujer e hijos están fuera, usando la diminuta pantaletica que su
hombre le regalara, entrena sin descanso, forzándose, cara apretada, pero
riendo y gimiendo al vencerlo, domarlo, tomarlo todo… frente a la cámara, ya que
a su hombre le gusta comprobar lo que hace, mientras compartía la imagen con los
amigos, algunos de ellos sus antiguos conocidos del cuadro de profesores,
representantes y alumnos. Eso, saberse expuesto, usado, casi humillado, era lo
que le encantaba tanto, se dice mientras se viste con su tapón, para continuar adiestrándolo.
Era uno de los millones de hombres en el mundo que salía por el diario, o
cigarros, llevando uno.
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