Nadie
dijo nada, pero se notaba mientras saltabas sobre aquella barra, que eras tú quien
dominaba aunque un macho te llenaba. Riendo, aplaudiendo sorprendidos y animosos,
te aúpan. Miren que eres bueno en lo que haces, te ves feliz mientras se lo
trabajas a ese pana. Todavía no entienden cómo llegaron a eso, reunidos viendo
un juego, terminaron rodeándolos mientras gritabas con fuerzas y ganas,
rebotando sobre la pelvis del otro, y es imposible no imaginar que llevas rato
haciendo aquello cuando se te notaba… casi experto. O, quién sabe, tal vez
habías nacido con un don natural para el culeo. Tal vez una barra expuesta es
más de lo que puedes aguantar aunque lo intentes. Como sea, ya te conocen, ya
te pillaron, ¿qué te queda si no es aguantar sabiendo que cada uno de ellos quiere
y merece su turno? ¿Puede terminar mejor una reunión entre amigos? Tal vez la
próxima, lo sabes, ¿verdad, chico?, cuando regresen y más de uno traiga a otro
conocido.
¿No
te encantaría ser, realmente, ese tipo de amigo para tus amigos?
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