Al
cuñado le gustaba comprobar que el muchacho no sólo llevaba la que más le
gustaba, una de esas que sólo se atrevía a lucir cuando salía con él y el resto
de sus amigos, todos ex guardias nacionales, sino que todavía aguantaba un poco
más sin que tuvieran que llenarle a la carrera el siempre abierto y hambriento
agujero.
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