Mientras
le dan duro, turnándose como los buenos amigos que son, el otro, al que ya le
dicen “el coño”, sorprendido entiende que lo que más le excita y hace gemir es
que esos dos panas que “decidieron” que era un marica y que iban probárselo, lo
hicieron frente al resto de los tíos de la banda, que miraban y se tocaban.
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