¿Mucha
caña viendo un aburrido juego? No se sabe, la cosa es que en medio de uno de
los inning, se ponen a hablar de sexo y Roberto, pomposo, dice que conoce una
posición que siempre le funciona porque vuelve locas a las nenas: el trono de
la perra. Riendo, todos lo dudaban y el más grosero fue Jairo, a quien, algo
molesto, Roberto retó a que lo probara. Y allí, entre los amigos que ríen aún
más, pitan y miran, sorprendidos y calientes (¿soñado acaso cada uno con su
turno en un u otra cosa?), Jairo lloriquea que sí, que esa vaina funciona, que
qué rico era el trono de “ellas”, las perras…
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