Una mirada
y ya. Todos esos nervios, la ansiedad, el insomnio, la insatisfacción que
amarga su vida y le deprime, que no le deja disfrutar de los buenos momentos de
la vida, ni en soledad ni junto a otros… el pobre se creía heterosexual, que lo
excitaban las mujeres. Bien, de su parte quedaba abrirle los ojos y curarle, abriéndose
de piernas, para ello, ayudándole.
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